Corría el 1996, al dia de hoy 23 años ha, una de
las bandas de rock más icónicas de la historia del género presentaba el que
habría de ser su álbum estandarte, el mundo mismo abría sus piernas para darlo
a luz, con todo lo desgarrador, orgánico, estridente y a la vez demencialmente
tierno de un parto. La creatura musical sería como la mayor parte de las cosas
que nacen, una reunión de aplausos y de vergüenza. La propuesta llegó hasta mí tiempo
después como la expresión más profunda de la individualidad moderna. Sus
sonidos hacían crujir las tablas de la ley, sus colores de una belleza herida y
su texto la sentencia reinterpretada de la decadencia y la soledad. Masterizado
con simbología y numerología propias de la cábala hebrea se dirigía luego a dar
sus primeros pasos de rebelión en los escenarios MTV y a escribir las vocales
en las célebres pizarras Billboard. Me refiero a Antichrist Superstar, la obra
tercera consumada del talentoso Marilyn Manson, artista de rock and roll que
logró ejercer una poderosa fascinación en mi persona, afectando también a un
gran número de otras tantas en este plano de significación. Vaya que le resultó
el experimento a Shambalá, vaya si supo diseñarlo. Graciosamente, bien pronto
pude notar que era todo cuanto la cultura sinárquica podía ofrecerme.
ORICALCO, álbum debut de la banda Apus de Bolivia,
no es un álbum tanto como un mito, toda vez que el soplo del que está hecho
remite a aquello que, como el mito, manifiesta lo Original, y es debut solo por
referenciar a un hecho en el tiempo pero que, como los mitos, se dijo, bullen
eternamente más allá de cualquier datación. Un flechazo sonoro, sin embargo nunca
lanzado.
Esta forma de descripción, que a ojos de muchos pudiera parecer carente de
los apuntes técnicos o mecánicos meritorios para reseñar los procedimientos
desarrollados en una composición artística, obedece a la propia fuerza de la
obra, al espíritu de la misma; quién dice, cómo lo dice y a quién lo dice. Lo
expresado por Apus de Bolivia con el nombre de ORICALCO no va dirigido a provocar las consuetudinarias reacciones
del sistema límbico o siquiera del neocórtex, sino que busca ser aprehendido
por el Ser, superadas las limitaciones arquitectónicas de la psique. Es música,
sí, es producción audiovisual pero ¡por todo
lo que es esencial, que es trascendente! Ese es su dato y su aporte por
excelencia. De manera que conviene advertir al lector que ese será el tono de toda
esta reseña.
En el campus de proyectos de rock o metal existen emprendimientos varios que
han surgido, inspirados en el registro de una obra escrita, una ópera o un
film, pero su apego a tal o cual relato podría resultar parcial o
circunstancial. Pueden citarse, por ejemplo, bandas de Black Metal cuyos nombres y emblemas fueron tomados del
universo creado por J.R.R Tolkien, el caso de ORICALCO es total y especifico, ya que Apus representa, con su
formación, estilo y colección de temas una inspiración exclusiva en una Novela,
mágica, dicho sea de paso, que emerge para clarificar, precisamente, acerca de
lo increado.
8 temas hacen a este álbum fuera de serie, curioso número `por demás, con
un importante acento en lo folklórico como una de sus aristas más
sobresalientes. Por este ángulo quisiera yo incursionar, dado que desde el
lugar donde escribo he podido evidenciar la importancia de este asunto y lo
poco que se repara en ello. Ya sea que se trate de las alturas del Ande, de las
planicies sabaneras o de regiones con influencia marítima, el folklore, tal
como lo indicó el tradicionalista francés René Guénon, guarda, para el pueblo,
y no por el pueblo, aquellas verdades metafísicas antiguas, a fin de que sean
preservadas en el seno de quien las hereda. He aquí la importancia del ritmo y
los elementos acústicos usados por Apus que,
junto a una instrumentación propicia, logra expresar esas verdades gnósticas
muy bien conservadas, sin ningún o casi ningún atisbo de deformación. Por lo
que se puede decir que la banda se ha servido, inteligentemente, de este recuso
para crear, y así transmitir las develaciones vertidas en “El Misterio de Belicena Vilca”.
En el sentido de lo expuesto hasta ahora, en
adelante, haré énfasis únicamente en tres temas del álbum, por lo que pido
excusas a quienes leen, en tanto sientan desconsiderada esta discriminación. En
principio atendendamos a la Primordial invitación que nos remite Apus de
Bolivia: Miremos Hacia el Sur. Esta
canción es, para quien suscribe, y con toda justeza, la que, definitivamente,
lidera la lista, su melodía es nostalgia pura, señala un camino cuasi extraño hacia
lugares olvidados. La sabia voz de Adolfo Hitler comienza marcando este
aspecto, en conjunto con las voces de Pablo y Andrea evocan una caricia
metafísica sin igual por la inocencia y la virginidad perdida, pero las
preguntas originales que su letra plantea tienen respuesta, lo que hace a este
tema uno diferenciado de otros muchísimos que en el mundo cuestionan la
suciedad y el sufrimiento existencial. Si se me permite una comparación muy
subjetiva, diré que, escuchando por primera vez Miremos Hacia el Sur, pensé en Planet Caravan, un particular tema
de la banda británica de Heavy Metal, Black Sabbath. Este tema habla de un viaje,
un escape, una salida, o un curioso paseo a las afueras, cuando mucho, que sin
embargo, no cruza las fronteras de este universo-imitación, cosa que si
perpetra este último corte de ORICALCO;
nos habla de Agartha y despierta, en quien puede escuchar, la voluntad de
atravesar la pantalla sensual y cósmica de este plano. El videoclip que
acompaña este tema (al igual que los restantes para las otras canciones) es una
ráfaga de imágenes impresionantes, a veces terribles y heroicas juntamente. Te
descosen los ojos del espíritu. Mirando hacia el Sur se ve la liberación.
Miremos ahora los cielos del miedo, como se abren al reproducir Rey Nimrod. La zampoña los surca desafiante.
Gracias señor Centellas por tan apropiada y coincidencial ejecución de este
instrumento de viento. El Rey Kassita, su gesta, es un legado sin parangón en
la tierra, y que una agrupación humana se haya constituido para relatarla,
poniéndole bella música además, eso vale pos sí solo. Respetando, desde luego,
lo ya pontificado por Luis Felipe Moyano, Nimrod de Rosario, esta canción ocupa
un espacio distinguido en mi colección personal, porque me ayudó a entender
cómo es eso que, siendo un derrotado se es victorioso a la vez. No pequeñas
cosas se tratan en este quinto tema, son cosas fundamentales sobremanera. Cabe
preguntarse ¿perdiendo la segunda guerra mundial se ganó al mismo tiempo? ¿Fue
una derrota del eje o una derrota mundial? Ahora comprendo que solo quienes han
tenido tal nivel de atrevimiento – ¡enfrentarse cuerpo a cuerpo a Enlil y demás
dioses traidores! – saben de verdad lo que eso significa y las respuestas
hiperbóreas a dichas interrogantes, Miguel Serrano también lo supo. Tal gesta
abrió unas posibilidades a unos resultados no medibles ni contextualizables
para la historia y sus somnolientos defensores. Reconocimiento merece el
vocalista en esta balada, buena interpretación, muy sentida, llega a abordar
con sus altos y bajos el misterio de la guerra, algo destacable en estos
tiempos obscuros donde la industria promueve cantar al amor (un amor sin
misterio, claro está) a la copula sexual animalesca, intrascendente, pero esto
es otra cuestión para tratar aparte. Escuchar Rey Nimrod es recordar, tener presente que la guerra aún se libra. Al
escribir este artículo se me hizo patente esta aseveración; en medio de una
crisis social o individual, en medio de agobiantes circunstancias
político-económicas, que hoy como siempre afectan a nuestro linaje, es preciso
afirmarse en la batalla, la música, las artes en general ofrecen una valiosa
ayuda, en medio de nuestras actividades más comunes y cotidianas, es agradable
como suena esta gran producción. Provoca en mi mente la idea de que cada
segundo que paso en este infierno Isa y Ninurta aun combaten en el zigurat de
mi conciencia.
Por otra parte está Coyllor Sayana,
¡ah, qué frescura! la piedra estelar de este cancionero hiperbóreo. Este es,
para mí, la definición de ORICALCO,
un lanzamiento con todas sus letras, en toda la comprensión de la palabra. Por
su puesto que es un himno, rockea gustosamente, se me ocurre que es un
divertimento apropiado para el virya despierto, sin pasar por alto el potencial
didáctico de su lírica astral. El ritmo, despreocupado y burlón, invita a danzar
como se danzaría sobre un suelo frio. Los movimientos de cadera han salido
caros y problemáticos para nuestra especie, pero existen formas de alegre baile
que dibujan estadios alterados y superiores donde podemos conducirnos sin temor
a prostituirnos, caer, hundiéndonos más en la locura. El video promocional de este
segundo corte muestra puestas que así lo reflejan. Y la percusión es un palazo
o una pedrada contundente al tedio y al sopor anímico. Sobra decir más sobre
esta inquietante composición.
Luego, están las consideraciones doctrinarias y políticas sobre la voluntad
y las intenciones de los integrantes, de emprender culturalmente un proyecto
dedicado a la Sabiduría Hiperbórea, las cuales quedan para cada Virya en su
intimidad. Hago mención a esto porque tal debate existe y nadie está desprevenido
a esta situación, es un hecho pero, repito, debe resolverse en la pureza del
YO. Estimo que Apus de Bolivia tiene su
atención en el respeto y el honor que merece la tarea que se han propuesto. Quien
aquí valora, ve en su arte un gesto sincero de encauzar las capacidades del
espíritu hacia metas plausibles para el Despertar. No hay pecado en advertir
esto. Unieron sus voluntades, cumplieron con los requisitos materiales que
impone el vivir inmersos en superestructuras, sacaron al aire 8 temazos preciosos
y Originales, léase bien, ORIGINALES,
se procuraron los medios para expresarlos, aun con las trabas y dificultades
que tienden las plataformas comunicacionales del sistema para este tipo de
manifestaciones, eso es Apus de Bolivia, eso escucho cuando los escucho, eso
veo cuando los veo.
Por último, agradecido estoy con la banda por permitirle, en esta ocasión,
a un no entendido en la técnica, anunciarlos a su modo, gracias por Los Reyes del Grial, gracias por Tiahuanaco, en fin, gracias por hacer
sonar una guitarra de tal forma inaudita para nuestros mal amañados oídos. No
hay sino que esperar noticias de ustedes acerca de su labor actual y si pronto
tendremos más de su arte. Y a quien lea
esta insuficiente nota, no queda sino recomendarle abiertamente buscar lo que
esta agrupación Boliviana y Sur Americana ha traído desde más allá del umbral: ORICALCO, BELICENA VILLCA, ATLANTE,
PASADO, RETORNO, LUCIBEL, LIBERTAD.
Venezuela, Octubre 2019.