viernes, 27 de diciembre de 2019

"ORICALCO" DE APUS DE BOLIVIA - EL PODER DEL METAROCK



Corría el 1996, al dia de hoy 23 años ha, una de las bandas de rock más icónicas de la historia del género presentaba el que habría de ser su álbum estandarte, el mundo mismo abría sus piernas para darlo a luz, con todo lo desgarrador, orgánico, estridente y a la vez demencialmente tierno de un parto. La creatura musical sería como la mayor parte de las cosas que nacen, una reunión de aplausos y de vergüenza. La propuesta llegó hasta mí tiempo después como la expresión más profunda de la individualidad moderna. Sus sonidos hacían crujir las tablas de la ley, sus colores de una belleza herida y su texto la sentencia reinterpretada de la decadencia y la soledad. Masterizado con simbología y numerología propias de la cábala hebrea se dirigía luego a dar sus primeros pasos de rebelión en los escenarios MTV y a escribir las vocales en las célebres pizarras Billboard. Me refiero a Antichrist Superstar, la obra tercera consumada del talentoso Marilyn Manson, artista de rock and roll que logró ejercer una poderosa fascinación en mi persona, afectando también a un gran número de otras tantas en este plano de significación. Vaya que le resultó el experimento a Shambalá, vaya si supo diseñarlo. Graciosamente, bien pronto pude notar que era todo cuanto la cultura sinárquica podía ofrecerme.

ORICALCO, álbum debut de la banda Apus de Bolivia, no es un álbum tanto como un mito, toda vez que el soplo del que está hecho remite a aquello que, como el mito, manifiesta lo Original, y es debut solo por referenciar a un hecho en el tiempo pero que, como los mitos, se dijo, bullen eternamente más allá de cualquier datación. Un flechazo sonoro, sin embargo nunca lanzado.

Esta forma de descripción, que a ojos de muchos pudiera parecer carente de los apuntes técnicos o mecánicos meritorios para reseñar los procedimientos desarrollados en una composición artística, obedece a la propia fuerza de la obra, al espíritu de la misma; quién dice, cómo lo dice y a quién lo dice. Lo expresado por Apus de Bolivia con el nombre de ORICALCO no va dirigido a provocar las consuetudinarias reacciones del sistema límbico o siquiera del neocórtex, sino que busca ser aprehendido por el Ser, superadas las limitaciones arquitectónicas de la psique. Es música, sí, es producción audiovisual pero ¡por todo lo que es esencial, que es trascendente! Ese es su dato y su aporte por excelencia. De manera que conviene advertir al lector que ese será el tono de toda esta reseña.

En el campus de proyectos de rock o metal existen emprendimientos varios que han surgido, inspirados en el registro de una obra escrita, una ópera o un film, pero su apego a tal o cual relato podría resultar parcial o circunstancial. Pueden citarse, por ejemplo, bandas de Black Metal  cuyos nombres y emblemas fueron tomados del universo creado por J.R.R Tolkien, el caso de ORICALCO es total y especifico, ya que Apus representa, con su formación, estilo y colección de temas una inspiración exclusiva en una Novela, mágica, dicho sea de paso, que emerge para clarificar, precisamente, acerca de lo increado.

8 temas hacen a este álbum fuera de serie, curioso número `por demás, con un importante acento en lo folklórico como una de sus aristas más sobresalientes. Por este ángulo quisiera yo incursionar, dado que desde el lugar donde escribo he podido evidenciar la importancia de este asunto y lo poco que se repara en ello. Ya sea que se trate de las alturas del Ande, de las planicies sabaneras o de regiones con influencia marítima, el folklore, tal como lo indicó el tradicionalista francés René Guénon, guarda, para el pueblo, y no por el pueblo, aquellas verdades metafísicas antiguas, a fin de que sean preservadas en el seno de quien las hereda. He aquí la importancia del ritmo y los  elementos acústicos usados por Apus que, junto a una instrumentación propicia, logra expresar esas verdades gnósticas muy bien conservadas, sin ningún o casi ningún atisbo de deformación. Por lo que se puede decir que la banda se ha servido, inteligentemente, de este recuso para crear, y así transmitir las develaciones vertidas en “El Misterio de Belicena Vilca”.

En el sentido de lo expuesto hasta ahora, en adelante, haré énfasis únicamente en tres temas del álbum, por lo que pido excusas a quienes leen, en tanto sientan desconsiderada esta discriminación. En principio atendendamos a la Primordial invitación que nos remite Apus de Bolivia: Miremos Hacia el Sur. Esta canción es, para quien suscribe, y con toda justeza, la que, definitivamente, lidera la lista, su melodía es nostalgia pura, señala un camino cuasi extraño hacia lugares olvidados. La sabia voz de Adolfo Hitler comienza marcando este aspecto, en conjunto con las voces de Pablo y Andrea evocan una caricia metafísica sin igual por la inocencia y la virginidad perdida, pero las preguntas originales que su letra plantea tienen respuesta, lo que hace a este tema uno diferenciado de otros muchísimos que en el mundo cuestionan la suciedad y el sufrimiento existencial. Si se me permite una comparación muy subjetiva, diré que, escuchando por primera vez Miremos Hacia el Sur, pensé en Planet Caravan, un particular tema de la banda británica de Heavy Metal, Black Sabbath. Este tema habla de un viaje, un escape, una salida, o un curioso paseo a las afueras, cuando mucho, que sin embargo, no cruza las fronteras de este universo-imitación, cosa que si perpetra este último corte de ORICALCO; nos habla de Agartha y despierta, en quien puede escuchar, la voluntad de atravesar la pantalla sensual y cósmica de este plano. El videoclip que acompaña este tema (al igual que los restantes para las otras canciones) es una ráfaga de imágenes impresionantes, a veces terribles y heroicas juntamente. Te descosen los ojos del espíritu. Mirando hacia el Sur se ve la liberación.

Miremos ahora los cielos del miedo, como se abren al reproducir Rey Nimrod. La zampoña los surca desafiante. Gracias señor Centellas por tan apropiada y coincidencial ejecución de este instrumento de viento. El Rey Kassita, su gesta, es un legado sin parangón en la tierra, y que una agrupación humana se haya constituido para relatarla, poniéndole bella música además, eso vale pos sí solo. Respetando, desde luego, lo ya pontificado por Luis Felipe Moyano, Nimrod de Rosario, esta canción ocupa un espacio distinguido en mi colección personal, porque me ayudó a entender cómo es eso que, siendo un derrotado se es victorioso a la vez. No pequeñas cosas se tratan en este quinto tema, son cosas fundamentales sobremanera. Cabe preguntarse ¿perdiendo la segunda guerra mundial se ganó al mismo tiempo? ¿Fue una derrota del eje o una derrota mundial? Ahora comprendo que solo quienes han tenido tal nivel de atrevimiento – ¡enfrentarse cuerpo a cuerpo a Enlil y demás dioses traidores! – saben de verdad lo que eso significa y las respuestas hiperbóreas a dichas interrogantes, Miguel Serrano también lo supo. Tal gesta abrió unas posibilidades a unos resultados no medibles ni contextualizables para la historia y sus somnolientos defensores. Reconocimiento merece el vocalista en esta balada, buena interpretación, muy sentida, llega a abordar con sus altos y bajos el misterio de la guerra, algo destacable en estos tiempos obscuros donde la industria promueve cantar al amor (un amor sin misterio, claro está) a la copula sexual animalesca, intrascendente, pero esto es otra cuestión para tratar aparte. Escuchar Rey Nimrod es recordar, tener presente que la guerra aún se libra. Al escribir este artículo se me hizo patente esta aseveración; en medio de una crisis social o individual, en medio de agobiantes circunstancias político-económicas, que hoy como siempre afectan a nuestro linaje, es preciso afirmarse en la batalla, la música, las artes en general ofrecen una valiosa ayuda, en medio de nuestras actividades más comunes y cotidianas, es agradable como suena esta gran producción. Provoca en mi mente la idea de que cada segundo que paso en este infierno Isa y Ninurta aun combaten en el zigurat de mi conciencia.


Por otra parte está Coyllor Sayana, ¡ah, qué frescura! la piedra estelar de este cancionero hiperbóreo. Este es, para mí, la definición de ORICALCO, un lanzamiento con todas sus letras, en toda la comprensión de la palabra. Por su puesto que es un himno, rockea gustosamente, se me ocurre que es un divertimento apropiado para el virya despierto, sin pasar por alto el potencial didáctico de su lírica astral. El ritmo, despreocupado y burlón, invita a danzar como se danzaría sobre un suelo frio. Los movimientos de cadera han salido caros y problemáticos para nuestra especie, pero existen formas de alegre baile que dibujan estadios alterados y superiores donde podemos conducirnos sin temor a prostituirnos, caer, hundiéndonos más en la locura. El video promocional de este segundo corte muestra puestas que así lo reflejan. Y la percusión es un palazo o una pedrada contundente al tedio y al sopor anímico. Sobra decir más sobre esta inquietante composición.

Luego, están las consideraciones doctrinarias y políticas sobre la voluntad y las intenciones de los integrantes, de emprender culturalmente un proyecto dedicado a la Sabiduría Hiperbórea, las cuales quedan para cada Virya en su intimidad. Hago mención a esto porque tal debate existe y nadie está desprevenido a esta situación, es un hecho pero, repito, debe resolverse en la pureza del YO.  Estimo que Apus de Bolivia tiene su atención en el respeto y el honor que merece la tarea que se han propuesto. Quien aquí valora, ve en su arte un gesto sincero de encauzar las capacidades del espíritu hacia metas plausibles para el Despertar. No hay pecado en advertir esto. Unieron sus voluntades, cumplieron con los requisitos materiales que impone el vivir inmersos en superestructuras, sacaron al aire 8 temazos preciosos y Originales, léase bien, ORIGINALES, se procuraron los medios para expresarlos, aun con las trabas y dificultades que tienden las plataformas comunicacionales del sistema para este tipo de manifestaciones, eso es Apus de Bolivia, eso escucho cuando los escucho, eso veo cuando los veo.

Por último, agradecido estoy con la banda por permitirle, en esta ocasión, a un no entendido en la técnica, anunciarlos a su modo, gracias por Los Reyes del Grial, gracias por Tiahuanaco, en fin, gracias por hacer sonar una guitarra de tal forma inaudita para nuestros mal amañados oídos. No hay sino que esperar noticias de ustedes acerca de su labor actual y si pronto tendremos más de su arte.  Y a quien lea esta insuficiente nota, no queda sino recomendarle abiertamente buscar lo que esta agrupación Boliviana y Sur Americana ha traído desde más allá del umbral: ORICALCO, BELICENA VILLCA, ATLANTE, PASADO, RETORNO, LUCIBEL, LIBERTAD.
  
Venezuela, Octubre 2019.

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